Me acaricias
con tu cuerpo revoltoso
cubriéndome de algas
o de pececillos despistados
que resbalan entre mis dedos
como tu espuma blanca,
como el canto melifluo y sincopado
de tus risas y de tus quejas.
Me sumerjo en ti
y me mandas tu mensaje
de caracolas lejanas,
o me golpeas duramente con tus olas
zarandeando mis silencios
que quieren esconderse
del otro lado del inicio del levante.
A veces me arrastras,
me llamas desde tus corrientes
escondidas y falaces
susurrándome con tus resacas
promesas de sirenas y jardines
mar adentro...
Y a veces estoy a punto de creerte.
Y hablando del mar......
Quizás
porque mi niñez sigue jugando en tu playa y escondido tras las cañas duerme mi primer amor, llevo tu luz y tu olor por dondequiera que vaya, y amontonado en tu arena guardo amor, juegos y penas.
Yo, que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno que han vertido en
ti cien pueblos de Algeciras a Estambul para que pintes de azul sus largas
noches de invierno, a fuerza de desventuras, tu alma es profunda y oscura.
A
tus atardeceres rojos se acostumbraron mis ojos como el recodo al camino, soy
cantor, soy embustero, me gusta el juego y el vino, tengo alma de marinero. Y qué le voy a hacer si
yo,
nací en el mediterráneo.
Y te acercas, y te vas después de besar mi aldea, jugando con la marea te vas pensando en volver, eres como una mujer perfumadita de brea que se añora y que se quiere que se conoce y se teme.
Ay, si un día para mi mal viene a buscarme la parca, empujad al mar mi barca con un levante otoñal y dejad que el temporal desguace sus alas blancas. Y a mí enterradme sin duelo entre la playa y el cielo... En la ladera de un monte, más alto que el horizonte quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino, le daré verde a los pinos y amarillo a la genista. Cerca del mar porque yo ...............nací en el mediterráneo.