Todos los seres humanos nacen libres
e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Toda persona tiene todos los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración Universal de Derechos
Humanos, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición
económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción
alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o
territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un
país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no
autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
Todo individuo tiene derecho a la
vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Derechos, sí, escritos, pero no en la vida real.
ResponderEliminarCuánto tiempo sin escuchar a Tom!
Maritxu.